Tenía una novia, que amaba mucho. Tuvimos 2 años buenos, pero después todo empezó a ir mal. Intentamos arreglar las cosas, fuimos a terapia, pusimos de nuestra parte… o eso creía yo. Porque, al parecer, sólo yo puse de mi parte.
Yo de verdad la amaba. Quería toda una vida con ella. Pero ella, en algún punto del camino, dejó de verlo así.
Cuando la conocí, ella tenía 22 años, yo, 24. Yo acababa de terminar la universidad, y ella iba como por la mitad, un poco más. Salíamos a fiestas y eso. Nos gustamos, nos hicimos novios. Ella siempre recibía atención de varios hombres, y todos con la característica de “tengo plata”. Eso me hacía sentir mal al inicio, porque me hacían sentir “pobre” y no lo era. Ellos la podían llevar a donde quisieran, cuando quisieran, y yo tenía que ahorrar para ello.
Sin importar ello, ella empezó conmigo, y me contó que se metió con 2 de esos tipos, pero que nada (aunque después sí me confesó que se acostaron). Aunque eso me dolió, me dio duro, entendí que hacía parte del pasado, y allá debería estar. Era parte de la vida que ella decidió vivir antes de conocerme, y pues, al fin y al cabo, su vida.
Pero luego la monotonía llegó. Ella ya trabajaba, estábamos pensando en irnos a vivir juntos. Llevábamos 2 años de relación, con sus altos y bajos, pero nunca problemas graves como irrespeto, golpes o infidelidad.
Fue cuando empezamos a ir a terapia. Ella se quejaba mucho de mí, que yo no le daba lo que ella se merecía, que yo ya no la trataba como ella quería y merecía, y que yo “tenía otra”. Y no, no tenía otra, ni siquiera conversaciones sugestivas o insinuantes con nadie. Pero ella insistía.
Yo había comprado mi primer carro, cero kilómetros. Lo estrenamos juntos viajando, conociendo. Yo siempre le dije “lo mío es tuyo”. Eso sí, viajamos mucho por carretera, conocimos muchos pueblos y platos nuevos. Yo vivía solo desde que la conocí, porque mi papá tenía un apartamento y me lo dejó a mí. Me lo regaló (soy hijo único). Entonces ella iba y se quedaba los fines de semana, a veces incluso hasta 15 días seguidos.
Después que empezamos terapia, se quedaba cada 15 días, cuando salíamos no quería comer… o comía muy poco, o sólo se tomaba un café o se comía un helado. Yo tenía miedo de perderla, de perder esa bonita relación y de no cumplir todo lo que habíamos planeado/soñado. Queríamos tener un hijo cuando ella terminara su especialización y cuando yo ascendiera.
Pero todo se fue a la mierda. Ella cambió mucho conmigo. Me recriminaba todo el tiempo a las demás mujeres, como si ya no pudiera tener amigas porque, para ella, con todas tenía algo. Me amenazaba con que si le cambiaba la contraseña a mi celular, me abandonaba. Así que sí, ella podía ver y usar mi celular cuando quisiera. Tanto así que un día se levantó temprano, se fue y se llevó mi celular para que, según ella, ver con quién hablaba mientras ella no estaba.
Pues nada pasó porque ya casi nadie me escribía. Pero cuando yo iba a revisar su celular, no me dejaba, o ella decidía cuándo podía revisarlo. Cosa que, obviamente, me alertó. Empecé a sentir mucha inseguridad, empecé a tener ataques de celos y de ansiedad.
Decidimos alejarnos un poco, para que las cosas se calmaran, mejoraran. Pero no fue así.
Luego, cuando me enteré, ella llevaba un año enviándole packs a un tipo en estados unidos, que él fue quien le pagó la especialización, y él estaba por venir al país y, obviamente, la quería ver.
También, duró un año de la relación siéndome fiel, pero después volvió a salir con uno de esos tipos con los que se metió en la universidad, esos de dinero. Y, obviamente, él sabía que ella tenía novio, así que se prestaba para que todo pasara cuando yo no me diera cuenta, ejemplo: verse entre semana por las mañanas. Porque los fines de semana, tardes y noches eran para mí. El tipo no le escribía.
Y ¿saben qué es lo peor? Se acuerdan de mi carrito, se lo llevó ella. A pesar que yo pagué una parte de cuota inicial (mis ahorros) y el resto a cuotas con el banco, ese crédito quedó a nombre de ella porque ella reflejaba más ingresos (ella recibía en su cuenta algo de dinero de los negocios de la familia). Y me lo quitó. Me dijo “no voy a perder 3 años de mi vida así porque sí. Eso es lo único bueno que saqué de aquí”… Y no pude hacer nada. Porque aunque yo pagaba las cuotas, y yo pagué la cuota inicial, en el banco quedó que el préstamo era a nombre de ella, y por ende el carro quedó a su nombre. Cosa que en un inicio no me importó, y ahora mírenme.
Y, lo peor para mí, es que entré en depresión horrible. Me sentía feo, caí en el alcohol, y ella siempre me seguía tratando feo. Al mes de terminar y cuando todavía estaba yo peleando mi carrito, ya estaba con el de Estados Unidos.
Hoy tengo 30 años. Aún me duele lo que pasó, ella me bloqueó y jamás me volvió a decir nada, ni una disculpa. Es más, ella tiene aún el carro. Al final, según me contaron, el tipo se lo terminó de pagar todo.
Estoy ahorrando para mi siguiente carrito, pero ya no siento que pueda confiar en nadie, porque jamás pensé que ella fuera capaz de ser así. El mozo siempre le regaló cosas, y ella me decía que ella se las compraba, que por eso andaba corta de dinero, y yo gástele.
Hoy día sigo yendo al psicólogo, para que me ayude a recuperar mi autoestima y a superar mis inseguridades.